Miseria ante mis ojos,
No puedo contener mi vida ni la monotonía que me sobrepone al pasado,
Arritmias aceleran la conciencia suicida y retomo las sendas de sangre,
Obligándome a predecir mis viajes más infortunios.
Resuelvo todo en tus besos,
Y me quejo de afrontar la pérdida inusual que ayer sostuve entre mis manos,
No hay palabras para acreditar que ame sin predecir la ofrenda desaparecida,
Solo pistas y acechos a los testigos de este inútil amor.
Que me inventan posibles muertes ligadas al mundo sin escape,
Al mundo desordenado del que soy dueño y deseo salir con paz y vida,
Aunque quizás las sombras atenten contra mis pasos asediándolos y robándoles la fe,
Para retener la general longevidad del alma pestilente.
Se que así comenzara a comer mis pies, devorando uno por uno mis dedos,
Lanzándome otra vez la capa de la muerte,
Y los miedos más generales de los que todos somos dueños,
Solo se que no perderé esta vez la fe,
Te hallare esa será mi obsesión de día y de noche.
Comeré de tu vientre si es necesario para dejar de ostentar lo que no poseo,
Y me ahorcare a diario para ofrecer un sacrificio a las malas ventiscas,
Para que al fin el aire se purifique y cure mi mente, mi alma y mi cuerpo,
Dejando mi ser a derivas de las brisas así llegare a alcanzar otra vez tus manos amor mío.
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